A la hora de decidir qué comemos, los consejos no siempre sirven: lo que para unos es bueno, para otros no lo es tanto. En cuanto a los innumerables regímenes, no deben iniciarse sin consultar a un especialista. En las dietas fulminantes, todas esas que prometen unas reducciones espectaculares, lo que en realidad consiguen es que se pierda agua y músculo. Al reducir nuestro volumen de líquidos, se baja peso. Pero, a cambio de ese falso adelgazamiento, lo único que obtenemos es un deficiente funcionamiento de nuestros riñones. Al final lo único que se consigue es ser una versión igual a la anterior en menos volumen, en vez de cambiar la composición corporal, tonificar y quemar grasa que es lo adecuado.