DIETAS MAGICAS

A la hora de decidir qué comemos, los consejos no siempre sirven: lo que para unos es bueno, para otros no lo es tanto. En cuanto a los innumerables regímenes, no deben iniciarse sin consultar a un especialista. En las dietas fulminantes, todas esas que prometen unas reducciones espectaculares, lo que en realidad consiguen es que se pierda agua y músculo. Al reducir nuestro volumen de líquidos, se baja peso. Pero, a cambio de ese falso adelgazamiento, lo único que obtenemos es un deficiente funcionamiento de nuestros riñones. Al final lo único que se consigue es ser una versión igual a la anterior en menos volumen, en vez de cambiar la composición corporal, tonificar y quemar grasa que es lo adecuado.

SINTOMAS DE ALERTA DE UN INFARTO

• Un dolor u opresión torácica intensa. Frecuentemente aparece tras un esfuerzo inhabitual, o una emoción fuerte que aumente las necesidades de oxígeno del músculo cardíaco.
  


• La opresión puede extenderse progresivamente a mandíbula, brazos, cuello y espalda.



• Dificultad al respirar.



• Ansiedad y sensación clara de peligro de muerte inminente.



• Náuseas y sudoración extrema.
  


• En ocasiones, pérdida de conocimiento.



• A veces, el dolor se percibe en el abdomen y puede confundirse con una indigestión o úlceras.

UNA SOLA VEZ

Te has preguntado alguna cual es la razón por la que el acto sexual no se realice más de una vez seguida, y es que aunque tú y tu pareja quieran alargar la noche, tu cuerpo tendrá otras ideas.

Según los investigadores de la Universidad Essen en Alemania, el ser humano posee un hormona llamada prolactina que se produce después del orgasmo dándole a tu cuerpo la señal de que por una vez es suficiente, bajando tu estado anímico.

El psicólogo biólogo Michael Exton después de examinar a varias mujeres después del orgasmo, encontró que los niveles de prolactina habían aumentado notablemente, la cual controla los niveles de dopamina que es lo que regula el apetito sexual. No sólo la mujeres tienen estos síntomas, en los hombres pasa exactamente igual, por ello lo más probable es que no nos quedemos despiertos lo suficiente como para sentir como desciende la prolactina.